LA PASIÓN DEL FÚTBOL

Dicen los que saben, que no son ni Perea, ni Vinasco ni Velez, que al fútbol se lo inventaron los ingleses. Nótese de buena vez que estos descendientes mestizos de sucesivas invasiones a la islita no se ganan una copa del mundo desde el 66.

Y a pesar de que hay nociones antiquísimas en todas partes de juegos parecidos al fútbol, inclusive entre los amerindios. Ayer viendo la semifinal de la copa de campeones entre Liverpool y Chelsea me acordé de uno de los juegos medievales de los cuales se tiene certeza existió, influenció el juego actual y aún más se sigue jugando en una villa en Derbyshire que se llama Ashbourne. Este juego se llama “Shrovetide Football” y es básicamente una celebración que toma lugar todos los años el Martes de Carnaval y el Miércoles de ceniza.

De donde salió el jueguito, muy pocos saben, pero lo cierto es que muchos coinciden en que inicialmente la pelota con la cual jugaban era la cabeza de un ejecutado. Y aquí viene lo interesante y el porque de que me acordara ayer de esta historia bárbara. Y es que los partidos de este juego enfrentaban pueblos, usualmente vecinos, sin límite de jugadores, en los cuales el objetivo era cruzar el terreno que dividía las poblaciones y poner la bola, cabeza y u objeto redondo en el portal de la iglesia del contrincante.

Pero no se imaginen que estos hijos de Normandos y Romanos llevaban la pelota pidiendo permiso amablemente (ole y es que en este país le piden a uno perdón hasta por respirar en el metro), no, estos tipos se iban en una oleada, con rastrillo en mano y mostrando la muelamenta hasta que así fuera herido, cojo o mutilado pudieran meter un golecito. Usualmente los partidos terminaban con muerto, tragedia, bronca, borrachera y una manada de nuevos jugadores nacidos 9 meses después.

Claro que ahora no lo pueden jugar así. Es risible que entre las reglas del juego actual, digan que esta “prohibido” matar, asesinar, herir o portar armas corto punzantes durante la contienda (me gustaría ver al comando central de las FARC echándose un cotejito con los artistas de Itagui). Y juegan con una vejiga inflada, le dijeron no más a la cabeza del ejecutado.

Bueno, y es que así fue el partido de ayer. Los dos equipos saltaron a la cancha con la firme intención de matarse. Con la firme intención medieval de no dejar a nadie llegar hasta la iglesia y de llevar aunque sea una vez al ejecutado hasta el otro pueblo, los 11 azules y rojos se odiaron durante 90 minutos del partido. Recuerdo que al minuto 20 enfocaron la cara de Gerrard que demostraba ya largas carreras, sobresaltos y sudor, y me pregunté que hubiese pasado si les hubieran dado un par de armas a cada uno.

El partido aunque pobre en oportunidades de gol, estuvo lleno de principio a fin, ya hubiera querido yo ver algo así en la liga Colombiana. A pesar de que mis afectos estuvieron y estarán con el Liverpool, ayer se demostró que son un equipo tácticamente ordenado, con muchas ganas, pero que les hace falta para ganarle al Chelsea. Exceptuando los primeros minutos en los que el Chelsea se vino encima, Liverpool atacó todo el tiempo sin crear una sola oportunidad realmente clara, y chocó contra una defensa, fuerte, rápida e impecable de un equipo que no me gusta.

Sin embargo cuando el Chelsea atacó, puso a sudar frío a todo el mundo, Reina sacó un par de balones que tenían sello de gol, y hasta con la mano a los defensas les tocó sacar la pelota cuando se vieron apurados. El gol llego gracias a la superioridad física de Drogba que hace ver a cualquier defensa enclenque y desnutrido al lado de él. En dos zancadas tomó ventaja y le puso un pase a Josecito Cole que ya había dejado por el camino a un Arbeloa lento que no gusto ayer.

Amanecerá y veremos si los rojos pueden con tanto petrodólar ruso, y con tanta prepotencia importada. Al final ya no importa que gane cualquiera de los dos si el próximo partido veo otra vez 22 buenos jugadores correr como si su vida dependiera de ello.

Ojala el guerrero importado de los territorios Romanos en el África no siga haciendo quedar mal a mis queridos amigos del puerto en el que la Les Paul se hizo famosa. Ojala algún día pueda ver el Blanco y Negro en estas instancias, o una finalísima en Japón Cúcuta Deportivo vs. Newcastle United.

PD. No vi el partido del Cúcuta pero según el marcador creo que fue una versión a escala de esta semifinal de la Champions. Si ven que Cúcuta va a ser campeón mundial de clubes?.

PD2. Raro lo de Zenden jugando ayer contra el Chelsea. Claro que el tipo lo hizo bien por izquierda

Era todo de Boca y la diferencia, de no ser por Carrizo, hubiese sido enorme. Pero en el segundo tiempo, hubo situaciones en los dos arcos y una terminó adentro. Fue empate y deja otra vez a San Lorenzo solo en la punta.

Habría que remontarse muchas temporadas en la historia del Superclásico para encontrar una diferencia previa tan grande, anímica y futbolísticamente hablando entre los dos equipos. Boca estaba coqueteando con la punta y dependiendo de sí mismo en la Copa Libertadores. River golpeado, con flojas actuaciones individuales, eliminado del torneo continental y muy cuestionado por sus hinchas.

El clima previo del clásico en La Bombonera fue impresionante, a pesar del día. Alimentado con ingeniosos cantos, banderas y Passarella entrando con un paraguas de los colores de River. A pesar de que la mayoría local estalló a sólo 45 segundos de iniciado el partido, cuando Riquelme dejó solo a Ledesma ante Carrizo para abrir el marcador, el historial muestra que no siempre el favorito se ha impuesto en estos compromisos.

El gol tempranero daba la tranquilidad para manejar el partido, con el toque en el mediocampo como bandera y los oles que bajaban de la tribuna, River tuvo que salir a buscar el empate. Boca era mucho más y llegaba fácil al área de River que no encontraban respuestas al dominio abrumador de su rival y sólo la gran actuación de Carrizo evitaba que la derrota fuera más abultada. El arranque del segundo tiempo fue más equilibrado. River comenzó a explotar ciertos desajustes en el sector izquierdo de la defensa de Boca, con pelotas a espaldas de Neri Cardozo y el empate llegó, sin embargo, por otro lado y en el momento menos pensado Rosales sacó un disparo de izquierda que rozó en el pie de Morel y desacomodó a Caranta.

Sorpresivamente el partido era otro, las cosas se emparejaron y las llegadas comenzaron a ser más esporádicas con respecto a lo sucedido en la primera mitad; la gente empezó a pedir a Guillermo y el partido estaba abierto para cualquiera de los dos, el final fue vibrante y lleno de situaciones para un partido que había despertado enormes expectativas. El empate final pareció más un castigo para el local, que tuvo el resultado en su poder. Para River, luego de la enorme diferencia en esa primera mitad, el resultado fue un gran consuelo. Sólo la obtención del campeonato podría hacer olvidar a sus hinchas todas las frustraciones de este semestre.

El calor se hace insoportable, atardece en este infierno pequeño. Abajo la grama se quema bajo la incandescencia inclemente del sol de mi tierra. Los 22 gladiadores de turno se matan en un afán de sudores, y espadas sin filo. Se odian a muerte pero no se atacan, se esquivan talentosamente llevando consigo al lado de un botín negro el signo del oprobio del contrario, lo guardan celosamente bajo los músculos renegridos de esclavitud y barcos y cadenas y caderas inmensas y esta tierra que quiso ser cielo pero nunca decidió dejar de parecerse al purgatorio.

Un pito da la salida, los míos están de rojo y negro, se ven como un mal chiste bajo el sol. Transpiran el odio, el miedo, el hambre poco recordada, respiran duro, patean, jadean, se mueren y reviven, son aplaudidos e insultados, queridos y odiados. Atrás se escucha el susurro repetitivo de un timbal, de un par de congas, de una mezcla bastarda que nos hizo inmortales. El estadio se llena de una voluptuosidad propia, vibra bajo los aplausos, bajo la cerveza de contrabando, bajo la esperanza nunca cumplida de glorias mundiales y goleadas colosales. Ya no importa, parece que nunca importo.

La cerveza es barata, generosa, exquisitamente fría, se mezcla con el sabor salubre de mi rostro. Vamos abajo por una sola bolita, una que duele como si a cada uno de nosotros no la hubieran introducido lentamente por el trasero. Uno cero, uno cero compadre, pero yo ya voy 17 cervezas arriba del rival, y cien mil tristezas adelante del que quiera, huye que te coje la muerte… te esta buscando, cuando tu menos te la esperas así de repente.

La tribuna de Occidental es un refugio de la masculinidad mezquina, donde todo vale, donde se llena la boca de un pedazo de carne de dudosa procedencia mientras se escupe veneno, donde la borrachera se calma entre gritos desafinados de insultos mal dichos, y viejas maldiciones gitanas aprendidas inconscientemente. Allí en medio del muladar de una parranda descomunal donde la salsa se ve desparramarse entre el verde del parque, una criatura extraña. Un ser de otro mundo, muerto de risa, mientras yo con un odio sordo la observo regodearse de su ínfimo éxito de camiseta amarilla y pantalón de jean.

Tenía las piernas largas como una noche en Cali, y un pelo heredado de viejos inmigrantes ladinos. Tenía los ojos tristes y una risa resonante de dientes pequeños. Despreocupada, gigante, ostentando un par de tetas desparpajadas, se paseaba entre los enemigos que no se atrevían a tocarle por el solo miedo de morir fulminados en el acto. Tomaba cerveza a grandes tragos, aplaudía a los otros, a esos, a los invasores, a aquellos que yo ya no podía soportar ver más en el patio de mi casa.

El pito resonó en el último minuto, ya no había nada que hacer. Sentado en la tribuna que se desocupaba, manejaba mi humanidad inundada, para no colapsar entre las excrecencias que a su paso dejaban mis coterráneos. Ella no se atrevía a irse, era feliz.

- Y es que vos estas muy feliz?

Se acerco a mí y me dijo al oído:

- Siempre es un placer metérsela por el culo a tu equipito de mierda. Y vos estas muy lindo borrachito y dándotelas de macho.

Yo también sonreí, me dibuje un beso en el pecho, y me largue tambaleando a casa, sabiendo que un poco más allá que acá me la encontraría nuevamente y me daría una felicidad inmensa haber perdido una apuesta con esa mujer.

LA TORTILLA.

Ahh...estè paìs cada día, además de sacarme la piedra, me hace sonreir.

Un tipo, perdón, un químico, de 33 años, muy juicioso él, tuvo a bién sentarse en la baranda de la tribuna occidental del campín y echarse ahí pa' abajo... ahhh...pero aún hay mas, el sujeto ya tenia unos cuantos anguardientoles en la cabeza.

¡¡¡¡ DE POR DIOS!!!!.... Porque esa maldita costumbre colombiana de buscar siempre culpables para responsabilizarlos de lo que hacemos mal, la culpa nunca es nuestra, siempre y hay que joder a otro. Que culpa tienen Santa Fè, la logìstica, la alcaldia, la policia, el I.D.R.D., sutano o mengano, que un desgraciado BRUTO se siente en una baranda que NO ES PARA SENTARSE???? y tras de todo en un alto estado de contentura????...no seamos tan ... , ya salieron a decir, que van a sancionar a Santa fè, y acaso que tienen que ver ellos con que un estùpido vaya a embriagarse al estadio, un imbecil que no entiende que està en un escenario depotivo y al minuto 12 del primer tiempo deberia estar sentadito en su silla (porque estaba en numerada del segundo piso) y no jodiendo la existencia???

Que venden licor en el estadio, eso no es secreto para nadie, desde que tengo uso de razón lo han ofecido en voz bajita y lo esconden entre las chaquetas como los bebès de Apu Nahjazamapetilan, Y?? està mal hecho, ok, pero es que a mi nadie me obliga a comprarlo ni a bebérmelo, entonces culpemos al tipo expendendor porque antoja a los pobres de caracter, no nos jodamos más la vida y hagámonos responsables de las barbaridades que solemos cometer...

... Y la hermana del difunto dice "es que las barandas son muy bajitas", vieja pendeja, bajitas para que?? para brutos como el hermano y como otros tantos que solemos usar las cosas de manera errada para luego buscar la vaca a quien achacarle hasta la muerte...

Dice mi abuela...¡¡¡ es que me'ntra un colerón!!!!....

A ver, ya hace mucho rato no escribo por acá (porque además acá nadie comenta y entonces me da piedra porque yo sólo escribo para que todos me adoren y las viejas se enamoren perdidamente de mí); la vaina es que este man Sebastián tiene un cuate que escribe muy bacano, pero no se anima a tener su propio blog. El hombre es hincha de Millonarios, según pude deducir gracias a mis habilidades 'Sherlockholmescas' y escribió el post que les comparto a continuación, a ver si por lo menos se anima a unirse a nuestro blog de futbolistas frustrados -aka, 'La Pasión...'-

aaaahh, el autor del post se llama Dani. (Pero no es aquel 'temible delantero' del DILTV, sino otro...)

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Colombia es fútbol. Independientemente de lo mal o bien que nos vaya, somos un país que vive del balón, de los jugadores, de los técnicos, de los directivos y, afortunada o desafortunadamente (ustedes deciden eso), de periodistas deportivos. Los tipos o clases de analistas futboleros es muy variada, pero para evitar que este artículo sea más inútil de lo que es, sencillamente voy a dividirlos en tres: los ecuánimes, los ¡Dios mío, perdónalos porque no saben lo que dicen! y Óscar Rentería Jiménez.

En el primer grupo entran personas como Hernán Peláez, un tipo que se nota que lee de vez en cuando, que cada vez que habla se nota que pensó lo que quería expresar, un tipo claro y conciso que habla sin tecnicismos y, que aparte de dedicarse al fútbol, tiene un programa radial de humor. Aún así, hay una muestra de sensatez mayor de Hernán Peláez: renunciar a dirigir al par de joyas que tenía como co presentadores en el programa Los Tenores de Fox Sports. ¡Muy bien, Hernán, hasta un manicomio es mejor que eso!

Otro de los ecuánimes es Javier Hernández Bonnet, lo incluyó en este grupo a pesar de que me molesta profundamente su muletilla, el clásico ¡eh! Insoportable si se tiene en cuenta de que lo usa en frases como: “ese cambio fue muy acertado, ¡eh!”, “no hay duda de que es el mejor jugador del partido, ¡eh!” o “profesor Alfaro, quiero que me enseñe todo lo que yo no sé, ¡eh!”. Igual, me lo paso, es un tipo poco pretencioso, con eso me basta.

Aunque sé que este va a generar polémica, lo incluyo en este grupo porque sólo muy pocas veces he leído algo contradictorio en él, a pesar de que muchas veces no concuerdo con lo que piensa. Se trata de Gabriel Meluk, el director de deportes de El Tiempo. Realmente lo único que me molesta es su hablado, parece medio boquinche. Pero creo que su virtud es que reconoce cuando se equivoca, cosa que no pasa en ningún periodista de este país.

Otro que incluyo a pesar de que no es analista y del que me proclamo defensor y seguidor absoluto porque crecí con él, es a William Vinasco Che. Sí, sí, sí, un poquito garbimba, pero que tire la primera piedra el que no le haya dicho al tronco del curso cuando disparaba mal que la botó por encima del palo e’ mango, o el que no le haya dicho a la mamá cuando se fue de farra con los amigos “esta noche que no me esperen en la casa”, o el que no haya imitado el clásico pero no me menos importante me ‘tutates’ como dice Güiliamcito cuando le quitaron el hipo. Es más, William Vinasco nos introdujo a los hombres al sexo y un día entendimos cuál era la primera cosa que más le gustaba hacer en la vida. Ahora, le va la madre al que me diga que no cantó alguna vez el jinglecito de entrada a los partidos: “William Vinasco Che, te va narrando con caché”. ¡Le va la madre! William Vinasco es un monstruo. Nadie como él narra nuestros goles y a nadie le da tanta piedra que nos los hagan.

Las cosas se van poniendo color de hormiga y entramos al selecto grupo de ¡Dios mío, perdónalos porque no saben lo que dicen! El primero de ellos es el gordito sabrosón, el calvete maravilla, el mostachón de mostachones, el señor Iván Mejía. Si este señor supiera todo lo que me hace reír cuando habla. Jeringa le queda en pañales a este humorista de primera clase. Me encanta su cara de seriote impenetrable cuando habla de técnicos y de sus planteamientos. Pero nada puede ser más divertido que verlo de mal genio. El bigote se le hincha, cruza las manos y las deja caer con todo su peso sobre el escritorio. Hay una técnica infalible para sacarle la piedra al señor Mejía: mírelo a los ojos, no parpadee ni un segundo y en el momento inesperado diga Víctor Aristizábal. Luego relájese y espere a que se despache en críticas que sin duda lo van a hacer reír hasta que usted le ruegue, al borde de la explosión de su estómago, que pare. Y para no creer, he aquí una de las perlas de este crack del fútbol: “Me impresiona el bajísimo nivel de Ronaldinho Gaúcho”. Para él, cada vez juega peor. ¡Dios mío, perdónalo porque no sabe lo que dice!

No muy lejos de él es posible encontrar a un personaje, más serio pero no menos caricaturesco, el infalible, omnipotente y todopoderoso Carlos Antonio Vélez. No hay nada que él no sepa ni mucho menos nada que no se pueda inventar. Pero no, a otro perro con ese hueso, yo sé alguito de fútbol, a mí no me engañas. Cuando el señor habla de 1 – 2 – 4 – 2 – 2 sencillamente se refiere a un equipo que ataca por los costados. Es así de simple. De este señor nació la célebre frase Confunde y reinarás. Al señor Vélez le pagan el triple que a Lilianita Salazar por la sencilla razón de que dice lo mismo que ella sólo que tres veces más adornado. Las comparaciones que hace este señor son las que Dios debería perdonar. Por ejemplo; así, sin dudar y sin sangre; confronta el planteamiento táctico que hace Álvaro de Jesús Gómez, técnico del Deportivo Pasto, con el que hace Jose Mourinho, técnico del Chelsea. ¡Ay, Carlitos ‘Toñito’ Vélez, gracias por tantos momentos de risa insostenible! Me encanta cuando en las trasmisiones del sábado por la noche (que se supone deberían ser los clásicos de la fecha tales como Cali vs. América, Junior vs. Santafé o Medellín vs. Once Caldas y no partidos como Nacional vs. Bucaramanga, Nacional vs. Chicó o Nacional vs. Pereira. Y esto sucede porque el canal RCN y Atlético Nacional pertenecen al mismo dueño) los cuatro encargados de la transmisión eligen a la figura de la cancha. Curiosamente, el todopoderoso siempre escoge de último. Cuando los tres primeros eligen a su jugador, en el que generalmente coinciden, el señor Vélez habla con una propiedad pasmosa y pronuncia el siguiente discurso: “esta vez voy a diferir de mis compañeros y le voy a dar el título de mejor jugador del partido a Mendoza (o cualquier otro diferente al que los tres anteriores escogieron), hizo un excelente trabajo por derecha, por izquierda, apoyó en marca e hizo el pase al que le hizo el pase al que le hizo el centro al jugador que hizo el gol de la victoria. ¡Dios, perdónalo porque no sabe lo que dice!

Bueno, señores y señoras, ya no aguantaba más. Por fin, sí, por fin llegamos al grupo que todos estábamos esperando. Hago esta diatriba encarnizada en primer lugar porque este señor no es para nada ecuánime y todos los domingos desde que lo veo se contradice por lo menos una vez. Un día, Labruna es el tipo más bruto que ha pisado el Valle del Cauca y al otro, el más brillante que ha dirigido en el Pascual Guerrero. Así, de frente. Se le puede mostrar un video negando lo que él mismo había dicho hacía ocho días, pero no, sea como sea él siempre tiene razón. Quizás es por esto que mi odio es tan vehemente contra este señor. Jamás he escuchado a nadie decir cosas tan incongruentes. Además es un aprovechado. El pobre negrito Perea; que debería estar en el segundo grupo, pero que no incluí sencillamente porque él definitivamente no sabe lo que dice sino que no lo entiende; tiene que aguantarse la grosería y la altanería de Rentería que lo insulta, se burla de él y lo torea, aún sabiendo que Perea no le entiende ni la mitad de lo que le dice. El negro no tiene cómo defenderse contra tanto ataque frontal.

Todavía me cuesta creer cómo Café Águila Roja y movil.com.co le encargan sus menciones a este señor. Propongo que nadie consuma este café y que nadie envíe mensajes de texto a esa página. A un mediano plazo si nadie lo hace es posible que las marcas pierdan el presupuesto publicitario y por ahí le quiten las menciones y de paso Adolfo Pérez diga, no Óscar esa pautica se perdió y de paso decida echarlo y así, Óscar Rentería no va a tener que volver a la televisión y de pronto él decida quedarse en Cali para siempre y va a tener que no volver a salir jamás de su cabina radial para que sólo su madrecita lo pueda escuchar y el resto de la humanidad no pueda verlo por el resto de los días nunca jamás.

Nota importante para productores que quieran hacerse millonarios: Por favor, por favor de verdad, hagan un programa de realidad (o reality, que es como lo conocen todos) con estos periodistas. El contenido es muy sencillo. Ustedes los ponen a jugar fútbol y nosotros los vemos haciendo lo que ellos critican todo el tiempo. Sería un éxito total. Yo pagaría por ver al gordito Iván Mejía tratando de luchar contra la gravedad para cabecear con su brillante calva. ¡No!, ¡qué delicia! ¿O qué tal el señor Carlos Antonio Vélez haciendo labores de volante de marca? Todo Colombia se moriría por verlo barriéndose en medio de la lluvia y embarrándose hasta las gafas. Nooooooo, y no me quiero imaginar lo que sería el negrito Perea de arquero volando de palo a palo mientras muestra su cadenita de oro y rompiéndose la cabeza sólo por detenerle un penalti a su archirrival Óscar Rentería. ¡Qué sabrosura! ¡Esto es Colombia!