LA PASIÓN DEL FÚTBOL

Sería más fácil enumerar las cosas que se hicieron bien a dedicarnos a desporticar las diatribas merecedoras de aquel partido. Aquí ya me conocerán bien así que saben que soy un facilista.
Lo que se hizo bien:
Se llegó a tiempo al estadio, se dispusieron once jugadores en el terreno- diez tenían uniforme vinotinto y oro y Agustín Julio su uniforme de arquero (con los debidos guantes complementarios)-, todos tenían guayos, tenían identificaciones de la Dimayor y de la CONMEBOL, milagrosamente, todos pasaron por inmigración en México. Había un director técnico y algunos asistentes, pertinentes para este tipo de viajes. Se transportó desde Ibagué el típico banderín que intercambian capitanes y luego le regalan al guardián del parqueadero del estadio. Se tiró una moneda, se cambió de lado, los once jugadores del Tolima estaban de su lado de la línea de la mitad.

Todo lo demás fue un desastre. Me ha sido difícil creer la ingenuidad y la excesiva autoconfianza de toda la institución, al creer que podían llegar a Pachuca el día anterior del partido, no hacer alguna clase de acondicionamiento físico (Pachuca está casi a la altura de Bogotá) y nisiquiera reconocimiento de campo. El Tolima salió decidido a ganar, pero a los 5 minutos, se dieron cuenta que no estaban jugando en el estrecho Murillo Toro y los pulmones de todos los jugadores fallaron. Nadie marcaba con ganas, nadie paraba un balón, "no había dos pases buenos", si se recuperaba la pelota (cosa que al menos Vallejo hizo más o menos[y más menos que más]), se perdía en el segundo siguiente. Además, el primer gol del Pachuca, estaba más cantado que el himno nacional y nuestro amigo Bernal parece no haberle recomendado a los muchachos QUE LOS MEXICANOS SABEN CABECEAR goddamnit!. Lo único que quedaba era la esperanza en Julio, en que de alguna forma lograra dejar ese arco en 1, y de alguna otra forma incomprensible, los delanteros del Tolima se encontraran con una pelota y de hecho HICIERAN UN (UNO, PIDO UNO AL MENOS) DESGRACIADO REMATE AL ARCO. Pero Julio parecía mareado, por la altura, por el viaje, no sé, no vio una, si agarró algo, fue de puro milagro, uno de esos por los que tanto pide. De cosas tácticas, yo no sé, que opine el ingeniero del fútbol, Braisai, pero dio la sensación desde el principio que el equipo llegó demasiado confiado por la victoria en Ibagué y ya pensaba que anotaría tres o cuatro goles sin problemas. De cada jugador me abstengo de hablar, cada uno fue decepcionando sistemáticamente a la hinchada.
Lo único que queda aquí por decir, con el taimado orgullo pijao que hay por estos días, es que este paso por la desdichada copa Suramericana, no ha sido el punto más alto en la historia del Deportes Tolima. El vinotinto y oro ha asistido a tres Copas Libertadores ('82, '83 y '04), cosa que ya supera y de lejos cualquier participación en una copa internacional para segundones, además que en el '82 a semifinales (sí, las semifinales todavía eran por grupos, pero me sigue pareciendo un mayor logro que esta desastrosa presentación). Y bueno, me rehúso a adelantarme en los hechos, pero al menos agradezco el hecho de ya estar en cuadrangulares del toreno local y ojalá en estos días los jugadores recojan sus huevas de el lugar del Caribe o Centroamérica donde las hayan botado y se acuerden de jugar y de por qué demonios están en primer lugar en el torneo colombiano.

Malas noches, me dedicaré a ver baseball.
Let's go Mets, or Tigers, or whatever.