En definitiva lo que le pasa a un “animal tropical” como diría el novelista cubano Pedro Juan Gutiérrez. Por eso me ha sido muy difícil escribir cualquier cosa coherente para los lectores de mi blog o de este espacio sagrado de la pelota. Así que decidí transcribir algo sencillo que me arranco una sonrisa cuando leí el periódico esta mañana.
La entrevista la hizo el periodista Andres Villegas de CityTv a Cristian Nazarith, goleador de la selección Colombia sub 17 que clasificó al mundial y apareció publicada hoy en la página de EL TIEMPO.
“Uno sólo puede ser goleador trabajando, pateando todos los días... ¡Ah! Y eso sí: alimentándose bien", dice sin ocultar una sonrisa de labios gruesos y dientes grandes.
¿Y qué come un goleador?
"Sancocho de pescado... Eso es lo que comemos en donde vivo. Eso, y el arroz blanco, que no me puede faltar en la comida, es lo que más me gusta".
¿Con quién vive?
"Con mi mamá, mi abuelo y mis hermanos, en Villarrica".
¿En Villarrica...? ¿Siendo del América no vive en Cali?
"No. Sigo en mi pueblo".
¿Y cómo hace para ir a entrenar?
"Me levanto muy temprano y cojo un bus... A veces mi mamá me ayuda y me da para pagar el pasaje".
¿Su mamá...?
"Si. Ella... Y a veces los vecinos son los que me dan lo del pasaje...".
¿Y cuanto vale?
"Dos mil quinientos pesos".
¿Y el América acaso no le da para eso?
Sí, nos dan un auxilio, pero es que a veces no alcanza...
Tal vez sueña con irse a un gran equipo de Europa y ganar mucho dinero...
"Realmente, no por ahora. Tengo los pies en la tierra y lo único que quiero es ir al Mundial y ser profesional...".
Esta historia seguro que ya se ha contado. Como también que Cristian se levantará hoy a las 6 de la mañana para que su mamá le dé la bendición y la plata del pasaje para que pueda ir a entrenar...
Recuerdo mucho la historia de Leonel Álvarez, aquel grande que he admirado a lo largo de mi vida y quien fuese la razón insólita de querer jugar volante de contención desde siempre. Levantarse y correr 15 Km. hasta el estadio y devolverse igual porque ni para bus había. Así también durante mi trajinar por los pueblos de la patria grande, conocí enfermeras que trabajaban sin pago durante meses, estudiantes que tomaban 3 buses para llegar a clase, campesinos que caminaban 8 horas para llegar a una cita medica con una docena de naranjas como gesto de agradecimiento por lo poco que yo podía brindar.
Esos somos nosotros. Así se vive en Colombia, así se vive en estos países donde una mezcla de tesón, hambre, sol, café, ritmo y melancolía dan hijos ilustres. Hijos que luchan sin hacerle daño a nadie, porque en este nuestro país del SC se puede sobrevivir de muchas maneras.
Y si mañana este muchacho deja de jugar, se hace gordo y termina reencauchado en el Cúcuta deportivo y todos nos quejamos porque no juega como Gerrard, tendremos que con la mano en el pecho mirarnos a nosotros mismos y darnos cuenta que así se vive, se triunfa y se muere en un país donde no te dan gratis ni un tiro.
El problema es cuando nos creemos de a mucho ese cuento y comenzamos a demeritar los triunfos de los deportistas extranjeros porque no fueron criados 'a unta de aguaepanela' y nos dedicamos aendiosar a estos pobres muchachos que algún día juegan bien. La inmensa mayoría se termina cayendo de los pedestales de arena que se les hacen acá...